Y mi dinero, ¿qué?

Un libro de reciente aparición nos explica en forma clara y amena cómo la economía está detrás de la enorme mayoría de las acciones humanas. Ese libro se titula Y mi dinero, ¿qué?

 

explicar cómo influyen estos temas en la vida del ciudadano común y corriente. El título del libro lo dice todo: Y mi dinero, ¿qué?

 

Édgar Amador accedió a conversar con Proteja su dinero acerca de su libro.

dinero¿Cuál es la importancia de estos temas para los no economistas? Estoy convencido de que aun las mínimas decisiones que tomamos tienen un fundamento económico detrás: ¿te casas o no te casas? ¿estudias una carrera u otra? Esto es algo que le digo a mis alumnos: la economía dice que cuando tomas una decisión, lo haces pensando no sólo en hoy, también en el futuro. La comprobación de esa frase es que, al estudiar economía en lugar de estar trabajando en Starbucks están renunciando a tener ingresos ahorita porque tendrán más ingresos en el futuro. Las decisiones que tomamos, así parezcan pequeñas, tienen detrás implicaciones en términos de ingresos, costos, beneficios. Incluso cuando esos costos y beneficios no sean monetarios, son decisiones que implican pérdida o ganancia de tiempo.

Cito el libro: “parto de una convicción profunda: que los individuos y sus agregados, familias, empresas, economías nacionales, toman decisiones lo más racionales posibles basadas en la información con la que cuentan”. ¿Cuáles son las mejores fuentes de información que tenemos los ciudadanos en este momento? Esto es importantísimo. La información económica es quizá la mercancía más preciada que pueda tener un consumidor y lo más importante es que esta información debe ser lo menos costosa posible, debería ser en principio gratuita porque si me va a costar esta información no me va a servir de mucho investigar el precio de un artículo en Coapa o en Coyoacán. Lo importante de las fuentes de información que tenemos hoy (internet, twitter, facebook) es que el costo de estar informados ha bajado muchísimo. No hay mejor arma para un consumidor que estar informado: con el internet, los consumidores pueden saber a muy bajo costo cómo están los precios a lo largo de su localidad o fuera de ella. Antes, para investigar tenías que ir de un lado a otro, gastar tiempo. Sin embargo pareciera todavía muy difícil que la gente se informe, como consumidores somos más bien apáticos y permitimos que otros tomen decisiones sobre lo que nosotros debemos de hacer y sobre lo que se espera que hagamos.

¿Por qué pasa esto? La información está ahí. Pero los mexicanos no estamos acostumbrados a saber cuánto pagamos por los servicios y por los bienes, somosmonedero muy malos consumidores, en materia de educación financiera tenemos mucho por hacer. Muy poca gente ve sus facturas, sus estados de cuenta y no sabe cuánto paga de comisiones, de intereses. La educación financiera es algo indispensable, antes podíamos decir que la información no existía, ahora eso claramente ha dejado de ser un pretexto: la información está ahí.

Otro concepto clave en el libro es el endeudamiento. Haces una distinción entre endeudamiento positivo (que opera más bien para quienes tienen recursos y tienen un excedente que pueden prestar) y negativo, quien contrata deuda para mantener un tren de gastos que no puede sostener. Agregas que esto es lo que origina problemas tanto a nivel familiar e individual como al nivel de los países. ¿Cuál es tu percepción respecto al manejo de la deuda? A finales de los años 70 los economistas descubrieron algo que, bien mirado, resulta evidente: que no es lo mismo que se endeude un individuo a que se endeude una corporación o una familia. Los individuos morimos, en cambio las corporaciones y los gobiernos en principio no tienen fin. En economía esto se llama generaciones traslapadas, y quiere decir que las deudas y los activos los podemos transferir de una generación a otra, pero los individuos no. Hay estrategias distintas para los individuos, las empresas y los gobiernos. Hay algo que es válido para los dos: que la deuda debe utilizarse para financiar activos, para financiar cosas que van a producir ingresos en el futuro. Si me compro una casa eso se va a traducir en que voy a dejar de pagar renta, o podré rentar esa casa en el futuro, entonces vale la pena endeudarse para comprar una casa. Si compro un auto que no me va a dar ningún ingreso en el futuro, es simplemente consumo. Tenemos que ser muy cuidadosos con el crédito que tomamos para el consumo, pues cuando abusas de este tipo de deuda es cuando se detonan los peores problemas. Una deuda implica comprometer ingresos futuros, gastar hoy dinero que vas a ganar mañana. Si esos ingresos futuros los inviertes en algo que te va a dar dinero, las dos partes se empatan, tú te endeudas hacia el futuro pero vas a generar más ingresos, si en cambio gastas hoy lo que vas a ganar mañana sólo estás generando un desbalance importante.

¿Cuál es tu postura respecto a la regulación del sistema financiero? Estar viviendo en México esta crisis global es algo que las generaciones jóvenes no logran ver en toda su amplitud, ¿por qué? Hace diez años nosotros éramos los causantes de las desgracias. Así como aquí cayó el meteorito que extinguió a los dinosaurios, aquí empezó la crisis de la deuda de 1982, aquí inició la crisis de las divisas de 1994… lo que quiero decir es que México siempre era el inicio de los cataclismos. Ésta es chavoprobablemente una de las primeras crisis que no comienza en México ¿Por qué? porque los reguladores en México implementaron medidas inteligentes y relativamente sólidas. En cambio en Estados Unidos el gobierno sentía que hacía mal si regulaba la más mínima actividad del mercado financiero.

Vuelvo a México: para evitar las crisis recurrentes, podríamos decir que la generación de funcionarios públicos que estuvieron en sus cargos de 1990 al 2010 aprendió sacando al país del desastre. En Estados Unidos la falta de regulación financiera y económica es una de las principales causas de los problemas que todos conocemos. No regular, no monitorear, no prever que dar miles de millones de dólares en créditos a personas que no tenían ingresos, ni empleos, ni activos iba a acabar mal e iba a arrastrar a la economía en su conjunto hacia el despeñadero, ésa fue una de las grandes torpezas de este siglo.

¿Quién era el lector hipotético que tenías en la cabeza mientras lo escribías? Tenía dos lectores hipotéticos: el primero representa a todas las personas que hemos sentido de repente cómo la economía se ha volteado en nuestra contra. Hasta hace poco hubo una corriente de pensamiento económico que juraba y perjuraba que los ciclos económicos habían quedado atrás, después de veinte años de expansión económica, en Europa y en Estados Unidos había quienes pensaban que las crisis estaban curadas. Y de pronto, mira nada más lo que estamos viviendo. Mientras escribía tenía en la mente que quería explicarles qué está ocurriendo a partir de mi perspectiva de economista, de banquero, de funcionario público, de gente que se la pasa pensando en las cuestiones económicas. El segundo lector hipotético son los alumnos que he vuelto a tener después de quince años de no dar clases. Con frecuencia les digo a mis alumnos que en cierta forma son afortunados porque están estudiando economía en la peor crisis económica del mundo en los últimos 100 años, esto quiere decir que muchas de las cosas que a mí me enseñaron eran una mentira. Muchas de las cosas que los economistas creían que funcionaban hoy no funcionan, y viceversa: muchas ideas que habían dejado de estar de moda han recobrado vigencia. A los consumidores esta situación les permitirá prepararse para la expansión que vendrá: vamos a tener unos cinco, diez años de una economía muy difícil, pero si nos preparamos bien, en cinco, diez años vamos a tener una economía en expansión: países como México, Brasil, India, China, Rusia y algunas naciones africanas se van a convertir en motores de la economía global; por el contrario Estados Unidos y Europa van a tener un rol menos preponderante del que solíamos estar acostumbrados.

Es muy interesante el cierre del libro: pocos pensaríamos que México tiene una ventaja tan sólo por hablar castellano… Estoy muy orgulloso de esa parte del libro en la que hablo del lenguaje como una potencia económica. Se está poniendo de moda decir que estamos en una economía del conocimiento. Es una verdad a medias: es cierto que el conocimiento tiene una importancia mucho más grande que la habilidad manual, pero el conocimiento se transmite mediante el lenguaje, mediante palabras. No pensamos en abstracto: pensamos en español, y por primera vez en la historia el idioma que tú y yo hablamos, que es el castellano, se convierte en una herramienta, en un activo que nos permitirá convertirnos en un centro económico en los años que vienen. El español se va a convertir en una herramienta económica fundamental: en esta economía hablar español es un activo importantísimo. Ojalá que las empresas mexicanas, que los microempresarios mexicanos se den cuenta de esa riqueza que nos sale gratis por nacer en México, por vivir en México.

Un ejemplo: la primera mayor exportación de Estados Unidos son los aviones, después de los aviones la segunda mayor exportación es la industria del entretenimiento: películas, espectáculos, música, televisión… el entretenimiento es una de las grandes industrias de la economía moderna, el internet, el ipad, todos estos objetos móviles hacen que el idioma se convierta en un activo económico fundamental, nosotros ya nacemos con eso. La última parte del libro expone esta idea: aquéllos que hablamos español tenemos una oportunidad sin par en la historia: usar esta lengua como una herramienta económica fundamental.

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