Cómo enfrentar tus deudas

Dependiendo del uso que les des, las tarjetas de crédito pueden ser un poderoso aliado o un terrible enemigo ¿Qué hacer cuando por utilizarlas mal tu situación financiera se sale de control?

“Gano un buen sueldo lo que me permite manejar varias tarjetas de crédito. El año pasado hice varias compras con ellas y mi deuda creció. Ahora sólo puedo realizar pagos mínimos y a veces ni eso: los bancos han comenzado a

llamar a mi casa para exigirme que les pague. ¿Cómo voy a salir de esto? Atentamente, Ramón.”

Si el caso de Ramón te suena familiar, sabemos cómo te sientes: mientras tu adeudo crece como bola de nieve, te preguntas cuál será la mejor estrategia para enfrentar el problema. Tus conocidos te hacen todo tipo de recomendaciones: que pidas otro crédito para “matar” todas tus deudas al mismo tiempo, que juntes el saldo de todas tus tarjetas en una, que contrates una reparadora de crédito, incluso que dejes de pagar y te escondas de los cobradores. Y tú, confundido, sigues preguntándote cuál será el mejor camino para salir del atolladero.

Hay que decirlo de una vez: dejar las cosas como están sólo empeorará tu situación. Es verdad que no existen recetas mágicas ni conjuros para desaparecer las deudas, pero tampoco existe un problema tan grave que no tenga salida. Aquí encontrarás una serie de herramientas y estrategias que pueden ayudarte a enfrentar tus deudas. Verás que no todas se ajustan a tu circunstancia, por eso es importante que destines tiempo a informarte y a tomar las decisiones que te permitan trazar un plan para recuperar el equilibrio en tus finanzas.

El tamaño del problema

El primer paso es admitir que tienes dificultades para pagar tus deudas. Quizá, como le ocurre a Ramón, le debes a más de un banco. Para hacerlo tendrás que identificar cuánto adeudas a cada tarjeta y cuánto crece esa deuda cada mes. ¿Cómo puedes saberlo? Fácil: todos los créditos tienen una tasa de interés que es, por decirlo de forma sencilla, el precio del crédito. Encontrarás este dato en los estados de cuenta que te envía tu banco. Por lo general, entre mayor sea, más cara será una tarjeta. Haz una lista en donde ordenes tus deudas de mayor a menor según la cantidad que debas (saldo). Junto a cada cifra apunta la tasa. Apunta además el pago mínimo que te exige el banco (lo encontrarás también en tu estado de cuenta). Esto te permitirá ver por dónde puedes comenzar a atacar el problema. En nuestro ejemplo, Ramón debe en total $65,000 entre cinco tarjetas. La suma de los pagos mínimos que le exigen los bancos es $3,241.75.

El paso que sigue es identificar el dinero con el que cuentas para ir pagando. Para ello tienes que calcular cuánto ganas, es decir, tus ingresos regulares. Si eres comerciante o profesionista independiente, toma como base un mes en que tus ingresos sean bajos, pues así no te crearás falsas expectativas respecto a lo que puedes destinar a tus gastos. No tomes en cuenta ingresos extraordinarios, como el dinero que obtendrías de vender un coche. En nuestro ejemplo, Ramón gana $12,000 mensuales.

Deudas de Ramón

Ramón, el usuario que tomamos de ejemplo, debe:

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Una vez que tengas tus ingresos, calcula tus gastos con la mayor precisión que puedas. Tenerlos a la vista te permitirá identificar en qué puedes ahorrar. Créenos: siempre se puede gastar menos. Por supuesto hay cosas de las que no puedes prescindir, pero encontrarás muchos gastos que sí puedes reducir o eliminar. Supongamos que Ramón gasta $8,750 cada mes. Al hacer su presupuesto se dio cuenta de que gastaba mucho en restaurantes, por eso comenzó a llevar al trabajo alimentos preparados en casa. Además él y su esposa redujeron a la mitad sus salidas de los sábados: ahora en lugar de ir a cenar, invitan amigos a su casa. Con estas dos medidas se ahorran $2,000 mensuales que pueden destinar al pago de sus tarjetas.

Ahora tienes tres datos: cuánto debes en total, cuánto ganas y cuánto gastas cada mes. Eso te permitirá conocer tu capacidad de pago, es decir, la cantidad que puedes destinar cada mes a pagar tus deudas. Ésta se calcula restando a tus ingresos la cantidad que gastas.

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Si ni haciendo un esfuerzo de ahorro puedes cubrir los pagos mínimos de tus tarjetas, te aconsejamos que te acerques al banco y les expliques con franqueza cuál es tu situación.

Consolidación

Supongamos que tu capacidad de pago te permite realizar los pagos mínimos: eso no será suficiente para salir del problema, pues la mayor parte de lo que abones se destinará al pago de intereses. Para comenzar a liquidar tus deudas te sugerimos plantearte dos objetivos: el primero es concentrar tus deudas y el segundo es buscar formas de pagar menos por tu crédito.

Analicemos uno por uno: ¿para qué concentrar tus deudas? Por varias razones: siempre será más fácil tener bajo control una tarjeta de crédito que cinco, empezando porque no tendrás que estar atento a varias fechas de corte y varias fechas de pago, ni tendrás que pagar varias veces la comisión anual. Una buena forma de concentrar tus deudas es por medio de la consolidación, es decir, reuniendo en uno la deuda de varios plásticos. Seguramente te estás preguntando cómo hacer esto. La mayoría de las veces ocurre por invitación del banco, que te propone un plan financiero en el que unifica todas tus deudas en un solo crédito. Las ventajas de ese nuevo préstamo pueden ser:

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• Una tasa de interés más baja que las de tus deudas por separado, lo que significa que tu deuda crecerá a un ritmo menor.

• En lugar de hacer muchos pagos al mes, pagas una sola cuota mensual más reducida, aunque en ese caso aumentaría el plazo que tienes para liquidar tu deuda.

Si estás interesado comunícate con tu banco para averiguar si eres candidato a participar y cuáles son las condiciones para hacerlo.

Una por una

Si no existe la oportunidad de consolidar tus deudas, enfréntalas una por una. Como en la opción anterior, actuamos bajo el supuesto de que alcanzas a cubrir al menos el pago mínimo de todas tus tarjetas y que, haciendo esfuerzos, podrás recortar tus gastos para ampliar tu capacidad de pago. Además de los $3,242 aproximados que Ramón destina a sus pagos mínimos, puede destinar $2,000 más cada mes a pagar sus tarjetas. La pregunta es ¿a cuál de todas sus tarjetas debe destinar ese dinero? Veamos dos opciones:

a) ¿Destina ese dinero a la tarjeta que tenga la tasa más alta ya que allí su deuda crece más rápidamente?

b) ¿Destina ese dinero a la tarjeta en la que debe menos, para ir eliminando los plásticos uno por uno?

Veamos cómo se comportarían las deudas de Ramón en cada caso, luego de seis meses:

a) Si destina ese dinero a la tarjeta que tenga la tasa más alta, deberá $42,276.45 en total en sus tarjetas, y continuará con los cinco plásticos que tiene hoy.

b) Si destina ese dinero a la tarjeta en la que debe menos, habrá eliminado la que tenía una deuda menor, y en las restantes deberá $42,542.77

deudasA simple vista, parecería que es mejor opción la primera, pues luego de seis meses la deuda de Ramón sería menor. Pero aquí entran más factores en juego: si paga la tarjeta cuya deuda es menor, se liberará de ella en sólo tres meses (haciendo sólo pagos mínimos ¡hubiera tardado 60 meses en pagar!). Si cancela esa tarjeta no tendrá que pagar la comisión anual, que en promedio es de $600.

Lo mejor es que podrá sumar la cantidad que destinaba al pago mínimo de esa tarjeta a pagar las demás. A ese paso tardaría 19 meses en eliminar su deuda total.

Este ejemplo no significa que el camino deba ser siempre el mismo: una vez que conozcas tu capacidad de pago, te recomendamos analizar el tamaño de tus deudas y el plazo que tardarías en pagarlas realizando sólo pagos mínimos (esos datos vienen incluidos en el estado de cuenta que te envía el banco cada mes). La mejor opción será aquella que te ayude a recuperar más rápidamente el balance en tu presupuesto.

Pagar el mínimo en tu tarjeta de crédito debe ser tu última alternativa, no una costumbre. Mientras más pequeños sean los pagos que realizas, más tiempo tardarás en liquidar tu adeudo debido a que los intereses se van acumulando. Por el contrario, si pagas más del monto mínimo indicado en tu estado de cuenta, se reducirá el tiempo en que liquidarás tu adeudo, y no acabarás pagando tanto.

El crédito es tan bueno o malo como el manejo que hagas de él: si incumples con los pagos te cerrará las puertas para nuevos préstamos; si lo utilizas con inteligencia y responsabilidad te dará acceso a bienes y servicios difíciles de pagar al contado (como un coche o una casa).

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¿Dónde pedir ayuda?

“Yo llegué a manejar hasta diez tarjetas de crédito al mismo tiempo, a las que les debía cerca de $600,000. Comía en restaurantes muy caros y no sólo eso: además invitaba a mis amigos. También compraba relojes, ropa, hasta coches… de pronto me encontré con que mis deudas eran impagables. Sacaba de una tarjeta para pagar otra y después sacaba de esa para pagar otra… caí en un círculo vicioso. Llegué a meterme incluso con agiotistas que me cobraban intereses desproporcionados. Era un sufrimiento espantoso, sentía que me iban a matar a cada momento porque con esa gente no se juega, pero no tenía cómo pagarles. Entonces comenzaron las amenazas, hasta me llegaron a golpear. Tenía miedo no sólo por mí, también por mi familia” cuenta un ex deudor a quien llamaremos Julio, pues accedió a platicar con nosotros con la condición de que su nombre real no fuese revelado.

Aunque es evidente que Julio necesitaba ayuda, para él no fue sencillo reconocerlo. Una vez que lo admitió se enfrentó a otro problema: no sabía muy bien qué tipo de apoyo necesitaba. Por lo general, en el camino de quienes están en esta situación aparecen distintas opciones: desde grupos que les ayudan a manejar los aspectos emocionales del conflicto, hasta empresas que prometen “solucionar tus problemas de dinero”. Te recomendamos actuar con cautela y sentido común, pues nunca faltan los que quieren abusar de la desesperación de los demás. Es muy importante que identifiques qué puedes esperar de cada una.

Reparadoras de créditocredito

A las empresas que prometen “negociar tus deudas” y hasta “borrarte del buró de crédito” se les conoce comúnmente como reparadoras de crédito. No obstante, esta figura legal no existe en México. Eso significa que no están contempladas por la ley ni supervisadas por el gobierno, y que trabajan con esquemas diseñados por ellas mismas.

Algunas ofrecen la posibilidad de obtener “quitas” o descuentos en la cantidad que debes. Pero es sólo eso: una posibilidad. Sólo tus acreedores (aquellos a quienes les debes) pueden decidir si te hacen descuentos. Además, toma en cuenta que de ser así, tu historial crediticio quedará afectado y eso podría ser un factor clave cuando solicites nuevos préstamos. No te dejes engañar: nadie puede eliminar tu historial del buró de crédito a cambio de dinero.

Si bien cada empresa aplica un modelo propio, coinciden en que brindan:

• Asesoría legal y financiera: tomando en cuenta tus ingresos, egresos y deudas, determinan cuánto puedes destinar al pago de tus deudas o la posibilidad de adquirir un nuevo crédito personal para pagar.

• Negociación: negocian con los bancos y otras instituciones la reestructuración de tu deuda, e incluso buscan una reducción de la misma.

• Canalización de las llamadas de los despachos de cobranza: tus acreedores ya no se comunican contigo, sino con la empresa reparadora de crédito.

Algunas cobran una cuota general por integración, alta, apertura y trámites administrativos, otras una cuota mensual o un porcentaje de lo que se logró reducir tu adeudo. Si decides recurrir a sus servicios y te piden que firmes un contrato, asegúrate de que entiendes las condiciones, el costo, la duración y las penalizaciones por dejar el programa o atrasarte. Nunca des dinero por adelantado.

Asociaciones de deudores

“En casos como el de Julio César las deudas son síntoma de una enfermedad emocional a la que llamamos endeudamiento compulsivo”, señala Alejandro A.M., fundador de Deudores Anónimos, asociación que ayuda a manejar el aspecto emocional del problema. Así lo explica: “Nuestro programa se enfoca en resolver los problemas desde el punto de vista mental y emocional. El primer paso es admitir el problema. Una vez aceptada la impotencia ante las deudas, la recuperación es llegar a la solvencia y recuperar el crédito”.

Añade que la asociación ha encontrado un gran apoyo en el programa de recuperación de Alcohólicos Anónimos: “usando los conceptos de AA, decimos que somos una organización de hombres y mujeres que unimos nuestra experiencia, fortaleza y esperanza para resolver problemas y evitar caer en nuevas deudas”.

Julio nos cuenta su experiencia al llegar a Deudores Anónimos: “me invitaron primero a no gastar más que lo indispensable y a hacer un inventario de mis deudas. Después me invitaron a establecer acuerdos con mis acreedores para reparar los daños que había causado, y a hacerme consciente y responsable de las deudas contraídas”.

Nos explica en qué ha consistido su paso por el grupo: “básicamente me reúno con ellos una vez a la semana a nutrirme con lecturas y a conversar sobre las situaciones difíciles que estamos viviendo”.

Ayúdate tú mismo

Que obtengas apoyo técnico o emocional no quiere decir que hagas a un lado la raíz del problema. Busca la mejor opción para salir del bache y una vez superada la emergencia, interésate por adquirir habilidades para manejar mejor tu dinero y tomar mejores decisiones.

Puedes consultar más información útil en la página web de la Condusef (www.condusef.gob.mx). Si crees que la educación financiera no tiene nada qué ver contigo, piénsalo dos veces: no importa cuáles sean tus intereses y tus motivaciones, puede ser la diferencia entre cumplir tus propósitos y no hacerlo. Nos referimos a situaciones de la vida diaria, decisiones que tarde o temprano debemos enfrentar:

¿es momento para tener un hijo? ¿rento una casa o pido un crédito para comprarla? ¿me conviene iniciar un negocio propio? ¿de qué voy a vivir cuando no pueda trabajar?

Tres años después de tocar fondo, Julio está libre de agiotistas y muy cerca de liquidar su deuda con los bancos. Todo camina en orden y ha recuperado la tranquilidad. Como muchos ex deudores, luego de las difíciles experiencias que ha tenido con el crédito no quiere volver a endeudarse. No obstante, es consciente de que una deuda responsable puede ser una muy buena herramienta para hacer crecer su patrimonio.

Programas de Pagos fijos y Consolidación

Si bien los bancos no están obligados a manejar programas que te permitan unificar la deuda de varias tarjetas en una sola (consolidación) o modificar las condiciones de una deuda (plan de pagos fijos), son varias las instituciones que ofrecen planes de esta naturaleza.

Acércate a tu banco para saber si puedes participar.

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