¿Preparado para todo?

Por más precavido que seas, no estás exento de sufrir un accidente, enfermarte o quedarte sin empleo.

Cada año, los accidentes de tránsito causan la muerte de aproximadamente 1.3 millones de personas en todo el mundo. Datos de la Organización Mundial de la Salud señalan que usar correctamente un casco de motociclista puede reducir el riesgo de muerte casi en un 40%, y el riesgo de un traumatismo grave en más del

70%. El uso del cinturón de seguridad disminuye en un 40% a un 50% el riesgo de muerte de los ocupantes delanteros de un vehículo, y en un 25% a un 75% el de los pasajeros de asientos traseros.

 

Pensarás qué tiene que ver esto con tu bolsillo, mucho, pues de la misma forma en que estos accidentes se pueden prevenir usando mecanismos de protección, tú puedes usar el ahorro como elemento de seguridad para evitar que tus finanzas sufran un descalabro ante incidentes como: quedarte sin tu principal fuente de ingresos, que tu hijo se enferme, que el refrigerador se descomponga, etcétera.

Los seguros son productos financieros que también ayudan a proteger tu bolsillo de ciertos imprevistos, pero no siempre es posible contar con todas las coberturas, por eso es bueno complementarlos con el ahorro. Si tienes seguros, recuerda tener disponible el monto correspondiente al deducible por si se presenta el siniestro, esto de manera adicional a la cantidad que destines al ahorro para emergencias.

Te decimos cómo construir este fondo de ahorro paso a paso.

 

Suficiente para vivirboton

Lo primero que tienes que hacer para crear tu fondo es calcular los gastos fijos que tienes en un mes. Enfócate en los aspectos básicos como alimentación, recibos (luz, agua, predial o teléfono), renta, gasolina, colegiaturas… Súmalos y deja fuera aquellos que no son necesarios o que puedas postergar como comidas fuera de casa, vacaciones, revistas. Este ejercicio te dará la cantidad que necesitas mensualmente para vivir, ya que el tamaño de tu fondo para emergencias debe estar en función de tus gastos, no de tus ingresos. Analiza también tu situación familiar: si otras personas dependen de ti económicamente, si tú eres el único que aporta al ingreso del hogar o más de un integrante lo hace, la seguridad del empleo de los demás miembros y sus edades.

Aunque no existe un consenso general sobre la cantidad que debe conformar tu fondo, la recomendación de los expertos es que cubras de tres a seis meses de tus gastos. Pero la cantidad final la defines tú, la idea es que sea lo suficiente para hacerte sentir tranquilo de que si se presentara un imprevisto podrías cubrir los gastos que éste implique y también tus gastos cotidianos.

 

Una vez que has determinado el monto, calcula cuánto tienes que ahorrar al mes para alcanzar tu meta, de preferencia, en un año. Revisa tu presupuesto y añade el rubro “gastos inesperados”, que representará el monto que vas a destinar cada quincena a la conformación de tu fondo. Ahora sí: pon manos a la obra. Recuerda que el ahorro no es lo que te sobra: se trata de una cantidad fija que forma parte de tu presupuesto.

Cuando logres juntar la cantidad que te planteaste desde un principio para tu fondo, puedes bajar el porcentaje que le destinas cada quincena: esto es, si reservabas el 8% de tu sueldo para su conformación, ahora que ya lo tienes y has hecho del ahorro un hábito puedes destinar 5% para su mantenimiento.

Cuando se te presente una emergencia, procura reponer lo que gastes tan pronto te sea posible. Aprende a distinguir ¿qué es una emergencia y qué no lo es? La compra de un celular nuevo, aprovechar una venta nocturna o tomar vacaciones para nada son emergencias, pues son gastos que puedes postergar.

 

Cumple tu meta de ahorro:

Te damos cuatro claves para no desistir en el intento de construir tu fondo de ahorro y para que funcione como debe ser:

 

Sé constante

Agrega mes a mes el importe que definiste para tu fondo. No se vale dar menos porque “¡esta vez no me alcanzó!”. Es probable que te lleve tiempo construirlo, pero lo importante es que no desistas.

 

No lo toques

Si usas este fondo como tu caja chica cada vez que no alcances a terminar la quincena, jamás lo lograrás. Primero tienes que poner en orden tus finanzas hasta lograr que tus gastos sean menores que tus ingresos. Comienza por recortar aquellos gastos que de poco en poco van mermando tu dinero como las comidas en restaurantes, los “cafecitos” de la mañana, la boleada de zapatos, a estos desembolsos los llamamos gastos hormiga. Puedes recortarlos haciendo un esfuerzo: prepara comida en casa y llévala a la escuela u oficina, lo mismo puedes hacer con el café si lo guardas en un termo. Y la boleada también la puedes hacer tú en casa.

 

Mantenlo disponible

Debes poder acceder a tu fondo en el momento en que lo necesites, no debes dejarlo en instrumentos que te obliguen a ciertos plazos, pues en caso de que lo requieras te penalizarán por retirar tu dinero antes de tiempo.

 

Guárdalo bien

Está bien que tengas que mantenerlo líquido pero no se te vaya a ocurrir guardarlo debajo del colchón. Por dos motivos: te lo pueden robar o en caso de algún desastre natural lo puedes perder.

 

¿Dónde guardarlo?emergencia

Una opción es contratar una cuenta bancaria para este propósito (en caso de que no tengas una). Si bien ésta no te ofrece los mejores rendimientos recuerda que lo que buscas es liquidez y seguridad. Al contratarla, pregunta:

 

1 Si te cobrarán comisiones por algún concepto (hay algunas cuentas que no lo hacen, consulta a tu banco).

2 Si hay un monto mínimo para abrirla y si tienes que mantener un saldo promedio mínimo.

 

Si guardas tu dinero en un banco, tendrás la certeza de que tu dinero está protegido por el Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB). En el remoto caso de que el banco llegase a quebrar, tus ahorros estarán asegurados hasta por una cantidad equivalente a cuatrocientas mil unidades de inversión1 ($1,897,796 aproximadamente) por persona física o moral, de acuerdo con los lineamientos que marca la Ley2.

 

¿Tarjetazo?

Hay quienes piensan que la mejor forma de enfrentar los imprevistos es con un “tarjetazo”. Aunque existen emergencias donde puedes requerir una tarjeta de crédito (en muchos hospitales suelen pedirte una para garantizar que cubras la cuenta), el uso de la tarjeta de crédito en estos casos conlleva algunos riesgos para tu patrimonio, pues si hoy no puedes cubrir los gastos del problema, lo más seguro es que mañana sea más difícil pues tendrás que hacerlo con intereses.

nota

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