¿Eres un grinch financiero?

En estas fechas navideñas, caminas por la calle y te dejas consentir por el aire decembrino. Tu cara feliz contrasta con lo que verdaderamente pasa contigo: siempre pides prestado, no tienes el hábito de ahorrar, no realizas un presupuesto, crees que un seguro es innecesario… quizá te estás dejando llevar por el “Grinch” que podría arruinar tu fin de año.

 

Ambicionas todos los regalos, hasta los que no te sirven, así deseas y acumulas más bienes, eso implica consumo sin control y el posible sobreendeudamiento que esto conlleve. Por ejemplo, comprar lo primero que ves, sobre todo si es algo que no necesitas y sólo lo adquieres porque tiene descuento, promoción o lo tiene el vecino.

Consejo: no adquieras bienes que no requieres por más des­cuentos o promociones que tengan, antes de comprar algo, anali­za si de verdad lo necesitas y compara diferentes opciones.

 

 

 

Esta temporada es para ti una simple tradición. Si sales aprovechando la vacación, crees que a ti no te va a suceder nada. Entonces, pensar en adquirir algún tipo de seguro es un lujo innecesario, puedes gastar el dinero en otra cosa.

Consejo: los seguros son una inversión, no los veas como innecesarios, de hecho, un segu­ro se trata de realizar un gasto menor en el presente para evitar uno mayor si tuvieras algún imprevisto. No estás exento de padecer uno.

 

Te enoja de sobremanera ver cómo las personas van por ahí con el ánimo de la navidad. Para sentirte mejor en algu­nas ocasiones utilizas las compras como escaparate de ese problema. Buscas animarte con ropa ropa, comida, o gastando el dinero en algún lugar tratando de cambiar de humor. Pero no lo logras, pues darte un gusto de hecho te hace sentir más enojado, porque sabes que al final tienes idea de cómo lo pagarás.

Consejo: no trates de arreglar tu estado de ánimo a partir de gastar dinero. Puede ser que momentáneamente ese gasto te suba el ánimo y te sientas mejor pero, al final de cuentas, eso no va a resolver tu problema y por el contrario sólo mermarás tus finanzas.

 

No respetas el límite de tu tarjeta, la cual después de tantas pasadas por la terminal bancaria, queda con una cuenta exagerada. Haces compras excesi­vas las cuales muchas veces no tienes la capa­cidad económica de afrontar, sin embargo, con tal de conseguir lo que quieres prefieres “engordar” tu tarjeta con una deuda impagable.

Consejo: en primera instancia, no compres por comprar, también, tienes que ser responsable con los créditos (especialmente con tu tarjeta), utilízala principalmente para bienes o servicios durade­ros que te puedan traer bienestar. No la uses para tapar deudas o comprar la despensa por ejemplo.

 

Te empeñas en ostentarte como alguien que no eres y por lo tanto en cuanto ves que tu familiar o un vecino tiene algo nuevo, inmediatamente te compras el mejor sólo para no quedarte atrás. Decides adquirir el bien a como dé lugar, sin importar que no tengas la capacidad económica.

Consejo: no busques competir con otras personas por ver quién tiene más, en vez de eso, intenta a tu ritmo y posibilidades poner en orden tus finanzas. Te darás cuenta que eso ayudará a mejorar tu calidad de vida. También recuer­da que si bien los aspectos materiales son necesarios, no es lo más importante.

 

El dispendio va contigo, pues tus actividades se ven reducidas a que otros hagan las cosas por ti o no hacer nada. Por ejemplo, no te haces de desayunar y pagas un restaurante, ni qué decir de las demás comidas. También pagas por bolear tus zapatos diario, en vez de caminar usas el auto hasta para ir a la tienda de la esquina, la televisión de tu casa todo el día esta prendida, y qué decir de todos los aparatos eléctricos que podrías desconectar porque no los usas.

Consejo: gánale a la flojera, llévate comida al trabajo, camina cuando no sea necesario usar el carro, desco­necta aparatos eléctricos si no los usas, cuida el agua, disminuye las boleadas de zapatos, en fin, ahorra dinero con este tipo de acciones.

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No te gusta la navidad, pero qué tal los platillos de ésta época. le huyes a la cocina y compras la comida de temporada, que no suele ser económica. También piensas que estarás solo y nadie podrá verte mientras disfrutas de dulces y chocolates. Probablemente esa compulsión por la comida haga que no te alcance para tus necesidades indispensables, es decir, no administraste tus recursos por cumplir algunos caprichos.

Consejo: haz una lista de compra en donde pon­gas tus necesidades básicas y apégate a ella, si dentro de tus gastos necesarios te sobra dinero, puedes comprarte algún gusto que desees.

 

 

 

 

 

 

 

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