Angelito vs Diablito financiero

 

¿A quién le haces caso?

¡Hola peque!
¿Sabías que todos tenemos a manera de conciencia, un angelito financiero bueno?, este se apoya en nuestro hombro derecho y en algunas ocasiones detrás de nuestra oreja y nos aconseja para tomar las mejores decisiones, incluso, nos reclama cuando estamos a punto de hacer mal uso del dinero.

Pero así como existe un angelito también tenemos un diablito financiero que nos da malos consejos, nos hace caer en errores e ir en contra de lo bueno.

Este diablito se esconde en el otro hombro y en la oreja izquierda y siempre nos sopla malos pensamientos. Por si fuera poco, el angelito y el diablito no se hablan entre sí, vaya, ni siquiera se pueden ver juntos; uno y otro tratan de influir en tus decisiones financieras, pero cada quien por su lado.

Un ejemplo de ello es lo siguiente: imagina que vas por la calle camino a casa y te encuentras un billete de cincuenta pesos, ¡qué gran sorpresa! en seguida la voz de tu angelito financiero te dice: “guárdalo en tu alcancía y podrás gastarlo en las vacaciones que tendrás más adelante”; pero de pronto la otra parte te dice: “¡qué suerte! No siempre hay un billete de 50 pesos tirado en la calle. ¿Sabes qué podrías hacer con él? ve a la tienda antes de que alguien regrese y lo reclame. Compra los dulces que no te han querido dar tus papás, eso te quitará el hambre que tienes…”

 

¿Y qué haces?
Sí, seguro estás pensando lo mismo que nosotros, tienes una lucha en tu conciencia y son el angelito y el diablito de las finanzas quienes te están susurrando al oído lo que debes hacer, por tanto, tienes dos alternativas, una buena y una mala.

Con frecuencia sucede que le haces caso al diablito y compras lo que te dice, aunque lo más probable es que acabes arrepintiéndote por no haber tomado la decisión correcta.

¿Sabías que la voluntad y conciencia van de la mano?
Es decir, para que actúe la conciencia tiene que entrar en acción la voluntad. Así es, ¿qué curioso, no crees?

Y te preguntarás, ¿qué es la voluntad?, no es más que un fuerte impulso que viene desde adentro de ti y que te mueve a hacer o a evitar algo.

Volviendo al ejemplo anterior, es casi seguro que hayas ido a la tienda y compraras los dulces que tanto te gustan. Te los comiste camino a casa y por el temor de que te sorprendieran tus padres, los devoraste sin siquiera saborearlos.

Para colmo, al poco rato tantos dulces te dieron un fuerte dolor de panza y por si no bastara, tu mamá comienza a preguntarte: ¿Qué fue lo que te hizo daño?, ¿qué comiste? Te insiste, por temor terminas confesando todo y de ahí comienzan los regaños y viene un castigo.
Ante todo esto es probable que no te sientas bien, ni moral ni físicamente hablando. ¿Verdad?

¿Y qué habría pasado si le hubieras hecho caso a tu angelito?
Seguramente habrías evitado gastar tu billete y al llegar a casa le dirías muy feliz a tu mamá que te hallaste ese dinero y que lo ahorrarás en tu alcancía, para cuando se vayan de vacaciones a una bella playa o un pueblo mágico.

Tus papás se habrían sentido orgullosos de esa decisión y como premio te hubieran dado permiso de gastar una parte de tu dinero y comprar esos dulces que tanto te gustan.

Además, ellos compensarían tu acción y abonarían unos pesos para hacer engordar ese puerquito que tienes de alcancía, para que llegado el momento, pudieras gastar tus ahorros en las vacaciones y… ¡la pasarías genial!

Bueno, pues así como lo ocurrido en esta historia pueden pasarte otras situaciones similares, unas en donde tengas que decidir correctamente y otras en donde te equivoques con el manejo de tu dinero.

 

¿A quién hacerle caso?
Lo recomendable es hacerle caso a tu angelito financiero, pero como dijimos al inicio, tenemos una conciencia, en este caso financiera, y lo importante es que sepas distinguir entre lo bueno y lo malo en el manejo del dinero.
Recuerda que si tomas decisiones financieras informadas y razonas de niño, también lo harás de adulto.

A continuación te damos algunas acciones concretas que puedes hacer para mejorar tu conciencia financiera y a su vez fortalecer tu voluntad interna. Como dicen por ahí, “siempre hay una primera vez para todo y por lo menos ya lo intentaste”. Aquí van:

  • Enséñate a esperar: así es, no actúes impulsivamente, no quieras tenerlo todo inmediatamente.
    Tienes que aprender a controlarte o esperar para comprar algo y ahorrar, aunque sea una parte de ese dinero que recibes u obtienes.
    Algo sencillo que puedes hacer antes de comprar, es preguntarte si realmente lo necesitas en ese momento.
  • Sé una persona responsable: es obvio que tu dinero no es infinito, ni tampoco aparece como por arte de magia, una vez que lo utilizas y te lo acabas, ya no tendrás más para gastar. Para que esto no te suceda, carga sólo la cantidad de dinero que creas vas a utilizar en el día.
  • Toma nota: todo lo que escribes nunca se olvida, pues no es lo mismo que lo traigas en tu mente, más cuando se trata de dinero. Aunque tengas muy buena memoria no te confíes, puedes distraerte y olvidar varios asuntos relacionados con tu dinero. Por eso el diablito hace de las suyas.
    En una libreta anota las cantidades de dinero que recibes y la fecha, así sabrás cuánto tienes, a esto se le conoce como ingresos. La cantidad que vas restando por comprar cosas que utilizas se les llama gastos o egresos.
    Por último, te recomendamos que anotes las cantidades que vas destinando a lo que llamamos ahorro. No te sientas mal si la cantidad es pequeña, lo importante es que des el paso y veas, con el transcurso del tiempo, como va creciendo tu dinero con el ahorro.
  • Prueba herramientas financieras nuevas: si ya tienes un ahorro, es tiempo de cambiar y perder el miedo a usar productos financieros que ofrecen los Bancos. Una opción, es una cuenta de ahorro. Pídele ayuda a tus papis, seguramente van a estar orgullosos de tan sabia decisión que tomaste. Al final de todo podrás saber quién ganó en tu conciencia, ¡diablito o angelito!

 

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