La educación económico-financiera

Una poderosa herramienta para las mujeres.

La educación económico-financiera es una poderosa herramienta, indispensable para una buena toma de decisiones y el uso eficiente de nuestros recursos financieros. Formarse en estos temas es algo invaluable que contribuye a lograr un mayor bienestar y un futuro más estable. En general, tomamos decisiones en distintos contextos de acuerdo con las distintas etapas que vivimos.

En este contexto, diferentes estudios muestran que en promedio, las mujeres tienen menores conocimientos financieros y menor confianza para la toma de sus decisiones financieras.1 La última Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF), de 2018, señala que también las mujeres cuentan con una menor posesión de activos y un menor acceso a productos financieros, sobre todo aquellos que inciden sobre su ingreso y el bienestar a largo plazo.

Algunas de estas brechas han aumentado en los últimos años. Cuando vemos la distribución de la población entre 18 y 70 años con al menos un activo, la brecha de género fue de 19 puntos porcentuales en 2015, pasando a 23 puntos porcentuales en 2018. En cuanto al acceso a productos financieros, la brecha más grande se registra en el acceso a una cuenta de ahorro para el retiro, o Afore (31% de mujeres y 49% de hombres). Además, cuando de un activo o propiedad se trata, las mujeres muestran una menor capacidad económica que los hombres para tomar decisiones sobre los mismos.

Revirtiendo la tendencia, educándose.

¿Cómo podrían las mujeres convertir en áreas de oportunidad estas desventajas para fortalecer su situación? ¿Y qué tipo de logros, específicamente, podrían pesar más en las cuestiones económico-financieras?

Un buen comienzo sería con el fortalecimiento de sus competencias económico-financieras básicas.

Una educación completa y adecuada en estas competencias permitiría desarrollar la capacidad para enmarcar un proyecto de vida e identificar acciones para lograr metas financieras y económicas. De hecho, la educación empieza en el entorno familiar, lo cual influye enormemente en las competencias económico-financieras básicas:
• Alfabetización digital
• Lectura
• Aritmética
• Escritura

Por ejemplo, la alfabetización digital se refiere a la capacidad de una persona para realizar diferentes tareas en un ambiente digital. Incluye la habilidad para localizar, investigar y analizar información usando la tecnología, así como la capacidad de elaborar contenidos y diseñar propuestas a través de medios digitales. Hoy más que nunca, en virtud de que una amplia gama de servicios y productos se acceden de manera digital, esta competencia tiene una potencia enorme en la toma de decisiones financieras.

En las competencias de matemáticas y ciencias en particular existe una brecha de género, y la relación entre estas y las económico-financieras es estrecha.

De allí la necesidad de fortalecer los conocimientos en estas materias y también de transmitirlas a nuestras hijas. La OECD, por ejemplo, recomienda hacer que los estudios de las ciencias, tecnologías, ingeniería, matemáticas, finanzas y el emprendimiento empresarial sean materias igual de inclusivas a las mujeres que a los hombres. En la medida que los individuos, y en particular las mujeres, se sientan más cómodos y empoderados tomando decisiones podrán tener un mayor impacto en su bienestar tanto en el corto como en el largo plazo.

Tomando decisiones encaminadas a la confianza y al éxito.

Una segunda manera de hacer frente a brechas de género, a nivel personal, es el aprovechamiento sin miedo de las oportunidades encontradas en el camino. Por ejemplo, educarse en materia de alfabetización digital no solo puede facilitar las decisiones y tareas cotidianas. Esas habilidades han cobrado mayor importancia en un ámbito laboral donde los esquemas de trabajo a distancia prevalecen. Al mostrar habilidades que son de mayor utilidad en un empleo, la posibilidad de adquirir mayores responsabilidades y puestos de relevancia es mayor.

Una tercera estrategia para obtener un mayor empoderamiento es el desarrollo de la confianza, a través de la toma de acciones que llevan al logro consecutivo de las metas propuestas. Un logro lleva a otro, fortaleciendo la autoconfianza y la toma de decisiones.

https://revista.condusef.gob.mx/wp-content/uploads/2022/03/educacion_264.pdf