¿El dinero es la piedra filosafal?

Su historia y uso a través de los años.

Durante siglos, la “piedra filosofal” fue el objeto más deseado por los alquimistas. En la mente de aquellos antiguos químicos, era una misteriosa sustancia capaz de convertir el plomo en oro. Hasta 1980, científicos nucleares del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley en Estados Unidos lograron obtener oro a partir de un elemento adyacente al plomo, conocido como bismuto. Sin embargo, con apoyo en la antiquísima referencia de la transformación del plomo en oro, más de 250 años antes de ese logro científico, John Law, considerado uno de los primeros teóricos de la economía, aludió haber encontrado el secreto de tal conversión que, según la recreación del biógrafo H. Montgomery, era convertir el papel en oro.

Por supuesto, el economista Law no se adjudicaba la invención de un proceso químico que modificara la cantidad de protones en el núcleo atómico de la celulosa para transformarla en oro, sino que recomendaba a los países europeos del S. XVIII, abandonar masivamente el uso de monedas acuñadas en metales preciosos como dinero y sustituirlas por papel moneda, o sea billetes.

¿Por qué pedía abandonar las monedas por el papel?

Su propósito fue aumentar las posibilidades de crecimiento al distribuir mejor los siempre pocos recursos disponibles. Así, no solo se proponía adoptar un tipo de dinero sin valor intrínseco, como el papel moneda, con menores costos de transporte y seguridad, sino que también nos dejaba claro que el dinero no equivale a riqueza, es decir que no es un bien en sí, sino un medio para el intercambio de bienes.

Por otro lado, señalaba una dirección adecuada de la evolución del dinero. Hasta entonces en la mayoría de los países, los granos de cacao o las monedas de oro, entre otros bienes, habían funcionado como dinero, pero sus inconvenientes, ya sea su carácter perecedero o su seguridad, entre otros factores, orillaron a buscar otro bien que funcionara mejor como dinero.

Por las funciones que desempeña, la definición del dinero más reconocida es entenderla por las siguientes razones: como depósito de valor para que las personas puedan gastarlo y para ahorrarlo si deciden posponer su consumo. En segundo lugar, como medio de intercambio y pago de bienes y servicios, sirviendo como bien intermedio entre lo que se tiene y lo que se quiere. En tercer lugar, como unidad de cuenta que hace posible para los hogares y las empresas el registro de gastos, ganancias, así como la comparación de precios a fin de distinguir entre lo caro y lo barato y así tomar decisiones más acertadas.

La evolución del dinero.

Actualmente existen dos formas de manejar el dinero: en efectivo y por medios electrónicos. El efectivo equivale a los billetes y a las monedas. Lo guardamos físicamente en nuestras carteras o en bolsas. Para las y los mexicanos representa la primera opción de pago, dos de cada tres pagos se realizan aún en efectivo.

A diferencia de los billetes y las monedas, el dinero electrónico es “invisible” y no pasa físicamente de mano a mano, sino que lo hace a través de medios electrónicos. El dinero electrónico es guardado en esos medios. En lugar de cargar el efectivo con nosotros, podemos mantener dinero electrónico en una cuenta bancaria. Para acceder y transferir el dinero electrónico usamos distintos instrumentos como los cheques y las tarjetas bancarias, así como canales de pago como las transferencias electrónicas.

Hasta hoy, el dinero ha sido la manera más eficiente de intercambiar bienes y servicios. Casi todo el mundo ha manejado dinero y seguramente lo hará toda su vida.

Es necesario, por tanto, tomar las mejores decisiones financieras. Para ese propósito, hay que aprovechar el milenario mito de la “piedra filosofal”, pero no como si fuera una sustancia transformadora, sino revitalizando su concepto, orientándose hacia el conocimiento de qué es y para qué sirve el dinero, así como comprender y estar atento a su continua evolución.

https://revista.condusef.gob.mx/wp-content/uploads/2022/04/265_filosofal.pdf