Sara y su sueño
Invertir es más fácil de lo crees.
Sara siempre había soñado con ser inversionista, sin embargo, pensaba que eso era algo fuera de su alcance. Veía el tema como algo complicado y reservado para especialistas, que hablaban en un lenguaje financiero que no entendería.
Durante años, se había enfocado en ahorrar un poco de dinero cada mes, pero nunca se había atrevido a hacer algo con él. Pero un día, después de platicar con una amiga que había comenzado a invertir con éxito, algo hizo clic en su mente.
“Quizá no necesito ser una experta ni tener una fortuna para empezar a invertir”, pensó. Con esa idea, decidió investigar más. Sabía que quería poner su dinero a trabajar para lograr sus metas a largo plazo, ya fuera para comprarse un coche o una casa y tener un fondo para cuando se retirara de trabajar.
Así que, empezó a aprender los conceptos básicos de la inversión:
Inversión: Significa poner a trabajar tu dinero para obtener una ganancia. Lo único que necesitas es tener un pequeño ahorro. El mito de que se requiere una gran cantidad de dinero ya es cosa del pasado. Hoy existen opciones accesibles para todos los presupuestos.
Instrumento de inversión: Es el medio a través del cual decides invertir tu dinero. Existen múltiples tipos de instrumentos, desde cuentas de ahorro, fondos de inversión, hasta la compra de acciones o bienes raíces.
Rendimiento: Es la ganancia que obtienes por invertir. Dependiendo del instrumento que elijas, los rendimientos pueden variar. No esperes resultados inmediatos.
Plazo: Es el tiempo durante el cual mantendrás tu dinero invertido. Hay inversiones a corto, mediano y largo plazo. La elección dependerá de tus objetivos y de cuándo necesitarás disponer del dinero.
Riesgo: Toda inversión implica un riesgo, es decir, la probabilidad de perder el dinero invertido. La regla es simple: a mayor riesgo, mayor rendimiento.
Liquidez: Es la capacidad de disponer de tu dinero en efectivo cuando lo necesites.
Monto de dinero a invertir: No importa el monto, pero debe ser un dinero que estés dispuesto a poner en un instrumento de inversión sin que lo necesites a corto plazo
Objetivo: Es la meta que deseas alcanzar con tu inversión.
Estrategia de inversión: Es el plan que defines para invertir tu dinero de acuerdo con tu perfil de riesgo, metas y plazo.
Políticas de inversión: Son las reglas o principios que guían cómo se gestionarán tus inversiones.
Tolerancia al riesgo: Es el grado en el que estás dispuesto a aceptar las pérdidas potenciales.
Costos y comisiones: Son los gastos asociados con realizar inversiones. Pueden incluir comisiones por compra y venta de activos, tarifas de administración de fondos, o costos por gestionar una cuenta de inversión.
Diversificación: Consiste en distribuir tu capital entre diferentes tipos de activos (acciones, bonos, bienes raíces, etc.) o sectores económicos con el objetivo de reducir el riesgo de perder el dinero.
Con esta información Sara ya sabía qué hacer con su dinero: ¡Invertirlo!
Diversificó su dinero en estas opciones:
Así, Sara se convirtió en inversionista
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