Finanzas en pareja

(Tips que te da la economía para sacar a flote tu relación matrimonial)

La economía está relacionada con tu vida diaria. Es el estudio de cómo las personas, las empresas y las sociedades asignan los recursos escasos. Y da la casualidad que es el mismo rompecabezas que tú y tu cónyuge buscan resolver constantemente: cómo gastar su tiempo, energía y dinero para sacar adelante una empresa tan compleja como el matrimonio.

¿Quién debe lavar los platos?

En los últimos cincuenta años, al cambiar la economía de mercado, también ha cambiado la institución del matrimonio. Las innovaciones tecnológicas, como la lavadora, significan que las mujeres no tienen que pasarse días enteros lavando a mano. Los congelados y los microondas equivalen a comidas más rápidas y fáciles. Las mujeres entraron en la fuerza laboral, mientras que los hombres se vieron forzados a arrimar el hombro en casa, prepararse la cena de vez en cuando y aprender a cambiar pañales.

El problema es que ya no hay una clara división de las tareas, quién se encarga de la casa, de los hijos y las cuentas, actualmente se ha convertido en un enorme signo de interrogación.

Eric es fotógrafo y trabaja para unas revistas ilustradas de cocina y Nancy diseña ropa para una cadena de tiendas. Al casarse, dividieron las tareas domésticas por la mitad (50/50), lo que parecía “justo”. Cada uno controlaba constantemente la carga de trabajo del otro y mantenía gráficos mentales sobre quién había hecho más o quién se había quedado atrás, y hacía sonar la alarma de justicia cada vez que el reparto empezaba a inclinarse hacia un 60/40: “¡Yo trapeé la última vez, ahora te toca a ti!”.pareja

Piensa en una compañía cuyos empleados trabajan exactamente el mismo número de horas y hacen exactamente la misma cantidad de trabajo a cambio de exactamente la misma retribución. La realidad es que las empresas están organizadas en torno a la especialización. Los empleados tienen tareas diferentes que exigen clases diferentes de pericia, por las que reciben salarios más altos o más bajos.

Adam Smith (padre de la economía moderna) dijo por ahí de 1776 que el secreto de la riqueza de una nación no era el dinero sino el trabajo y, específicamente, una división del trabajo basada en la especialización. Puso como ejemplo una fábrica de alfileres: diez trabajadores podrían producir 48,000 alfileres al día si se especializaran (uno saca el alambre, otro lo endereza, un tercero lo corta, un cuarto lo afila…), sólo 10 alfileres si no lo hacían.

La división del trabajo nos dice que nadie debería hacerlo todo y que cada uno debería tener una especialidad. Pero no dice nada de cómo decidir quién es más adecuado en una tarea u otra. David Ricardo, economista británico, cuatro décadas después de Smith presentó una teoría llamada ventaja comparativa que dice: no es eficiente que cada uno se ocupe de cada tarea en la que es bueno, sino sólo de aquellas tareas en las que, en comparación con otras es relativamente mejor.

No es necesario que la vida se divida a la mitad para que dos personas estén contentas. Veamos un ejemplo: compartes una pizza grande con tu pareja y decides repartirla mitad y mitad (cuatro trozos para cada uno); tú te comes tres pedazos y quedas llena, tu cónyuge se come los cuatro pedazos y se queda con hambre. Sobre el papel, quedarte con tu pedazo sería justo, pero no eficiente. Es así porque hay una alternativa para hacer que la otra persona esté más contenta sin que tú lo estés menos. Llamamos a esta situación eficiencia de Pareto, donde ya nadie puede mejorar sin que otro empeore.

finanzas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Riesgo moral

Si tu seguro médico cubre las recetas para regular tu colesterol, tienes menos incentivos para tomar alimentos sanos.

Del mismo modo, si no estás casada te aseguras de hacer ejercicio para mantenerte en forma y atraer un marido igualmente en forma. Si estas casada es probable que sientas la tentación de dejar de ir al gimnasio. ¿Qué va a hacer tu marido? ¿Divorciarse?

A esto le llamamos riesgo moral que es el peligro de que una persona que tiene un seguro o una garantía, actúe de manera diferente a quienes no los tienen.

Las aseguradoras contrarrestan el riesgo moral imponiendo deducibles o coaseguros, que son tu participación en el siniestro.

Sin repercusiones, sin consecuencias, sin los incentivos adecuados para actuar responsablemente, todos somos susceptibles de correr riesgos imprudentes.

Hay medios para reducir estos riesgos en tu relación:

1 Convertir al cónyuge en un inversor. Beatriz pensaba que era una buena esposa porque lo hacía todo. Con el paso del tiempo, Antonio se había convertido en un inquilino en su propia casa. Una mañana, Beatriz nombró a su esposo como codirector general de su matrimonio, lo que significaba que ahora estaba al frente de algunas tareas importantes. Al poco tiempo, a Antonio se le empezó a acumular la ropa interior y sus hijos empezaron a despertarlo los domingos en la mañana para exigirle el desayuno. Por suerte, Antonio comenzó a observar que lo que hacía importaba y comenzó a tomarle importancia a los quehaceres del hogar; si no lavaba la ropa, no tendría que ponerse; estaba cosechando lo que sembraba, sus hijos le regalaban dibujos donde él aparecía.

2 Regular tu matrimonio. Las parejas actúan con reglas básicas, como no engañar, no irse a las Vegas sin avisar al otro, no comprar una casa sin consentimiento mutuo ¿por qué no añadir unas cuantas normas más a la lista, si puede mejorar la situación? Recuerda que el riesgo moral surge cuando no hay consecuencias, y no hay consecuencias cuando no hay reglas.matrimonio

3 Crear incentivos adecuados. Carla y Pedro estaban enamorados, el único problema era cómo unir sus vidas tan dispares. Pedro entrenaba caballos y estaba en comunión con la naturaleza; jamás había vivido en la ciudad. Carla estaba dispuesta a probar la vida en el campo. Con el tiempo, ella echaba de menos a sus amigos y sentía que se volvería loca por la soledad. No ayudaba que Pedro trabajara día y noche, él creía que el matrimonio era una cobertura para toda la vida, por lo que no tenía ningún incentivo para hacer sacrificios ni ajustes por su parte. Al vivir en el campo Pedro cosechaba todos los beneficios y no compartía ninguno de los costos (sacrificios) de Carla: el aislamiento, la pérdida de sus amigos… Vivir donde vivían exigía que Pedro hiciera algunos pagos (como el deducible en los seguros). La solución: llegar a acuerdos en los que Pedro tendría que poner algo de su parte: que trabajara seis días a la semana, en lugar de siete, para pasarla juntos un día; que pagara los servicios de un diseñador web para que creara un blog y una página web para Carla.

Haz un informe óptimo

¿Cómo puede una empresa contratar un nuevo empleado sin saber si incendió la cafetería de su anterior trabajo? ¿Cómo puede una mujer ?o un hombre? decidir llevar a alguien a casa cuando no sabe si está buscando un alma gemela o sólo un ligue? Para los economistas la información es algo bueno: cuanto más sabes, mejor equipado estás para tomar decisiones inteligentes. Es vital que haya un intercambio constante de información para mantener con éxito tu relación.

Cuando te reservas ciertos detalles porque no quieres que tu cónyuge sepa toda la historia, o porque te preocupa cómo reaccionará, cuando algo te molesta pero te lo guardas, cuando das por sentado que él o ella sabrán lo que quieres, hay una asimetría en la información (cuando una persona sabe más que la otra) y eso genera problemas.

Por ejemplo, Angela nunca le decía a su marido por qué estaba disgustada con él. Esperaba que le leyera el pensamiento. Él decía que no tenía rayos X. Las señales están entre las herramientas usadas con mayor frecuencia para compensar los desequilibrios en la información. Quien está informado envía señales válidas a quien no está informado, por ejemplo, quien vende un auto y ofrece un informe de la revisión del vehículo y su historial de accidentes sin que se lo pidan, está enviando al posible comprador una señal que dice que el coche no se averiará antes de llegar a casa.

Así Angela podía dar señales utilizando sencillamente palabras o un gesto amable.

Pero ojo, demasiada información también causa desequilibrios. Imagina el pasillo de cereales de un supermercado, la abundancia de opciones puede llevar a horas de indecisión. Demasiada información puede paralizarnos.

En el matrimonio, quien recibe un torrente de información, sin filtrar, de su pareja, se puede sentir ahogada; sobre todo si tiene lugar en una disputa acalorada. Hay que aprender a hacer un informe óptimo, reducir la cantidad de datos y dejar sólo los necesarios para tomar una decisión.

Si quieres que tu esposo o esposa barran la cocina puedes enterrar esa petición entre otras 27, o bien aislar estas últimas y exponer lo que realmente quieres.

pareja

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Descarga el pdf de este artículo, da clic aquí